X PROMOCIÓN...
Cuando
me inicié en el mundo del vino, no imaginaba lo complejo que era: la
multiplicidad de uvas, de aromas y el complicado proceso de elaboración; cómo
una misma cepa, producida en diferentes países, podía dar vinos con marcadas
diferencias.
Con el aprendizaje entendí que el suelo trasmite sabores
a la vid, y que las técnicas de cultivo y elaboración llevadas a cabo por el
productor, dan unas características específicas. También la ubicación
geográfica influye, porque habrá variaciones en el clima y la exposición al
sol, que determinarán el proceso de maduración de la uva.
Es un mundo apasionante: te provoca seguir estudiando y
profundizando para conocer más acerca de estas diferencias. Es por esto que,
habiendo en nuestro país una zona dedicada a la producción y elaboración de
vino, consideré importantísimo aprovechar la oportunidad de conocer de cerca el
proceso –tan estudiado– de la elaboración del vino.
Así, como parte del grupo de la X promoción de la Academia
de Sommeliers, salí a pasar un fin de semana en Carora para visitar el viñedo y
las bodegas de Pomar, junto con el centro de producción de Destilerías Unidas.
El viaje vale la pena; debemos recomendarlo, no sólo por
la belleza de la zona, sino porque permite adentrarse en un mundo fascinante.
Además, ver el nivel de organización, mantenimiento y cuido que tienen estos
lugares –lo que les ha llevado a lograr un producto de excelente calidad que ya
goza de prestigio internacional–, nos llena de orgullo y nos hace pensar que esa
es la Venezuela que queremos.
Comenzamos la visita por Destilería Unidas Sociedad
Anónima (DUSA). Esta importante compañía licorera es 100% propiedad de un
consorcio venezolano y produce diversos destilados, siendo los de más
relevancia los rones, entre ellos el Diplomático, que ha recibido varios
premios internacionales. La planta es enorme, rodeada de una bella jardinería
que humaniza el ambiente; nos informan que son muy cuidadosos en la
preservación del mismo. El personal de la planta nos explica el proceso de
producción y aclara todas nuestras interrogantes. Al final del recorrido, disfrutamos
de una serie de cocteles a base de ron.
El paseo por los viñedos de Bodegas Pomar que realizamos
al día siguiente, no resultó menos fascinante. Nos recibieron con un desayuno
criollo a la sombra de un emparrado de vides. Continuamos luego con una charla
del famoso enólogo Guillermo Vargas (pionero en el desarrollo de este viñedo),
de quien ya habíamos leído algunos estudios acerca de la factibilidad de producir
en Carora las cepas más reconocidas en el mundo. Vimos después los sembradíos
de las diferentes vides; algunas estaban en floración e incluso pudimos
observar los pequeños brotes de uva.
Luego, nos trasladamos a las bodegas, que quedan como a
20 kilómetros del área de cultivo. Al llegar, degustamos una copa fría de vino
frizzante de Pomar,
el cual fue altamente apreciado por todos los asistentes. Comenzamos el
recorrido de la planta acompañados de los enólogos de la empresa, y así pudimos
conocer las instalaciones de producción de tintos, blancos y de espumantes; vimos
los grandes tanques de fermentación, cómo controlan la temperatura, las
barricas de envejecimiento y los pupitres donde se colocan las botellas de
espumantes durante la segunda fermentación. En fin, nos permitió ver en la
práctica todo lo que habíamos estudiado y ahí se nos aclararon todas las dudas.
Carora es una ciudad colonial muy bella, con calles
empedradas, grandes ceibas y una gastronomía que es orgullo de sus habitantes.
Allí se elabora gran diversidad de quesos, destacándose los de cabra; tienen
también un suero fresco, que es una tentación para comérselo con arepitas;
además, es tierra de ganado y chivo, esmerándose en la preparación de este
último en muy variadas formas.
Fue muy curioso conocer la Quesera Las Cumbres, donde se
producen quesos de cabra que tienen distribución a nivel nacional. Lo increíble
fue ver cómo en un espacio limitado –más bien pequeño–, un grupo de mujeres (en
ese momento estaban sólo cinco) procesan diariamente entre 800 a 1000 litros de
leche y los convierten en mantequilla y queso, muchos de ellos saborizados.
Carora,
además, es tierra de producción de cocuy, por lo que no podíamos terminar el
viaje sin hacer una degustación de éste. Para cerrar con broche de oro, la cata
se realizó en un restaurante nuevo en la ciudad que se llama “Ajilao Bistro”,
donde nos ofrecieron una cena digna de cualquier gourmet preparada con
ingredientes típicos de la región.
Para
todos los interesados en el vino, sus fanáticos y los curiosos, esta es una
visita que deben hacer no sólo por lo que pueden aprender, sino por lo que
disfrutarán con la calidez de la gente y lo bello del paisaje. ¡Ah! Y si van,
no dejen de probar “la mamonada”, un batido de mamón que se hace en esa parte
del país.
Escrito por Cecilia Rojas X Promoción
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