domingo, 20 de abril de 2014

Por qué visitar Viña Altagracia-Carora?


                                X PROMOCIÓN...            

Cuando me inicié en el mundo del vino, no imaginaba lo complejo que era: la multiplicidad de uvas, de aromas y el complicado proceso de elaboración; cómo una misma cepa, producida en diferentes países, podía dar vinos con marcadas diferencias.
            Con el aprendizaje entendí que el suelo trasmite sabores a la vid, y que las técnicas de cultivo y elaboración llevadas a cabo por el productor, dan unas características específicas. También la ubicación geográfica influye, porque habrá variaciones en el clima y la exposición al sol, que determinarán el proceso de maduración de la uva.
            Es un mundo apasionante: te provoca seguir estudiando y profundizando para conocer más acerca de estas diferencias. Es por esto que, habiendo en nuestro país una zona dedicada a la producción y elaboración de vino, consideré importantísimo aprovechar la oportunidad de conocer de cerca el proceso –tan estudiado– de la elaboración del vino.
            Así, como parte del grupo de la X promoción de la Academia de Sommeliers, salí a pasar un fin de semana en Carora para visitar el viñedo y las bodegas de Pomar, junto con el centro de producción de Destilerías Unidas.
            El viaje vale la pena; debemos recomendarlo, no sólo por la belleza de la zona, sino porque permite adentrarse en un mundo fascinante. Además, ver el nivel de organización, mantenimiento y cuido que tienen estos lugares –lo que les ha llevado a lograr un producto de excelente calidad que ya goza de prestigio internacional–, nos llena de orgullo y nos hace pensar que esa es la Venezuela que queremos.
            Comenzamos la visita por Destilería Unidas Sociedad Anónima (DUSA). Esta importante compañía licorera es 100% propiedad de un consorcio venezolano y produce diversos destilados, siendo los de más relevancia los rones, entre ellos el Diplomático, que ha recibido varios premios internacionales. La planta es enorme, rodeada de una bella jardinería que humaniza el ambiente; nos informan que son muy cuidadosos en la preservación del mismo. El personal de la planta nos explica el proceso de producción y aclara todas nuestras interrogantes. Al final del recorrido, disfrutamos de una serie de cocteles a base de ron.
            El paseo por los viñedos de Bodegas Pomar que realizamos al día siguiente, no resultó menos fascinante. Nos recibieron con un desayuno criollo a la sombra de un emparrado de vides. Continuamos luego con una charla del famoso enólogo Guillermo Vargas (pionero en el desarrollo de este viñedo), de quien ya habíamos leído algunos estudios acerca de la factibilidad de producir en Carora las cepas más reconocidas en el mundo. Vimos después los sembradíos de las diferentes vides; algunas estaban en floración e incluso pudimos observar los pequeños brotes de uva.
            Luego, nos trasladamos a las bodegas, que quedan como a 20 kilómetros del área de cultivo. Al llegar, degustamos una copa fría de vino frizzante  de   Pomar, el cual fue altamente apreciado por todos los asistentes. Comenzamos el recorrido de la planta acompañados de los enólogos de la empresa, y así pudimos conocer las instalaciones de producción de tintos, blancos y de espumantes; vimos los grandes tanques de fermentación, cómo controlan la temperatura, las barricas de envejecimiento y los pupitres donde se colocan las botellas de espumantes durante la segunda fermentación. En fin, nos permitió ver en la práctica todo lo que habíamos estudiado y ahí se nos aclararon todas las dudas.
            Carora es una ciudad colonial muy bella, con calles empedradas, grandes ceibas y una gastronomía que es orgullo de sus habitantes. Allí se elabora gran diversidad de quesos, destacándose los de cabra; tienen también un suero fresco, que es una tentación para comérselo con arepitas; además, es tierra de ganado y chivo, esmerándose en la preparación de este último en muy variadas formas.
            Fue muy curioso conocer la Quesera Las Cumbres, donde se producen quesos de cabra que tienen distribución a nivel nacional. Lo increíble fue ver cómo en un espacio limitado –más bien pequeño–, un grupo de mujeres (en ese momento estaban sólo cinco) procesan diariamente entre 800 a 1000 litros de leche y los convierten en mantequilla y queso, muchos de ellos saborizados.         
Carora, además, es tierra de producción de cocuy, por lo que no podíamos terminar el viaje sin hacer una degustación de éste. Para cerrar con broche de oro, la cata se realizó en un restaurante nuevo en la ciudad que se llama “Ajilao Bistro”, donde nos ofrecieron una cena digna de cualquier gourmet preparada con ingredientes típicos de la región.
Para todos los interesados en el vino, sus fanáticos y los curiosos, esta es una visita que deben hacer no sólo por lo que pueden aprender, sino por lo que disfrutarán con la calidez de la gente y lo bello del paisaje. ¡Ah! Y si van, no dejen de probar “la mamonada”, un batido de mamón que se hace en esa parte del país.

Escrito por Cecilia Rojas X Promoción


Dayana Medina...

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