viernes, 7 de noviembre de 2008

ERUDITO DEL VINO A ORILLAS DEL CARONÍ




LEONARDO D´ADDAZIO:

Decenas de países visitados y más de 11 años como jurado de concursos internacionales son el menú de opciones dentro de las vivencias de este experimentado sommelier que nos cuenta interesantes secretos del maravilloso mundo del vino
Una película de la vida de Leonardo D'Addazio empezaría, sin duda alguna, con una escena en la que un niño de tan sólo seis años de edad bebe por primera vez de una copa de vino dada a probar de la mano de su padre, ambos rodeados por cientos de botellas que son la envidia de cualquier enólogo de la época. La historia, transcurriría en medio del olor amaderado de un Cabernet Sauvignon y el atrayente aroma de un Merlot, un Malbec, o quizás un Syrah, mientras el niño va creciendo bajo la pasión y el influjo del mundo vinícola.
Minutos más tarde, la cinta mostraría cómo aquel pequeño es ahora un joven que con el pasar de los años se convirtió en un amante de su cultura. Luego, tras dar a conocer sus numerosos éxitos, las tomas finales lo mostrarían ya adulto haciendo lo que más le gusta: disfrutando de un buen vino en compañía de los seres que quiere. Y aunque toda película llega a su final, la vida real de Leonardo D'Addazio en el mundo del vino dista mucho de tenerlo.

Vinos de Leo...
De las formulas a los menús
Con una carrera de químico que nunca ejerció pero que le ha sido útil en el oficio que desempeña hoy en día, dejó guardados para siempre los libros y números y se dedicó a su verdadera pasión. “No soy enólogo”, dice con verbo pausado y extraordinaria sapiencia de una de las pasiones que comparten miles de personas en todo el mundo, al tiempo que aclara que es un sommelier; o mejor dicho, el encargado del cuidado y el servicio del vino y de sugerir el apropiado para cada ocasión logrando una perfecta armonía con cada plato, ya sea en un restaurante, una bodega o una enoteca.
Para “Leo”, como suelen llamarlo sus allegados, hablar de vinos es un asunto serio. Con algunas sobrias barricas de fondo, recostado en uno de los cómodos asientos de “La Enoteca de Leo” en pleno corazón de Puerto Ordaz, donde reposan centenares de vinos de distintas edades y orígenes que dan fe de la predilección por esta milenaria bebida, explica que todos tienen una personalidad definida que los hace únicos.
“El vino va acompañado de toda una cultura, una buena conversación y una buena comida, esa es la diferencia con otras bebidas, no se va a un sitio sólo a tomar vino”, expresa.
Heredada de su padre Don Ercole, un inmigrante italiano precursor de la cultura del vino en el sur del país desde las mesas de restaurantes emblemáticos como la Pizzería Leo, el Club Ercole y el Key Club; su atracción por el vino se da en aquellos tiempos en los que esta urbe era un anclaje particular para su consumo tras la llegada de importantes consorcios internacionales provenientes de todas partes de Europa y Asia. Ellos, atraídos por la riqueza y potencial de estas tierras de vocación industrial, estaban ávidos de tener en su mesa al eterno acompañante de sus comidas. En ese entonces, el padre de Leo fue pionero al poseer un admirable bodegón que poco a poco fue creciendo hasta convertirse en una referencia de la cultura del vino en la región.
Vino con sello venezolano
Tanto en esas épocas como ahora, después de haber creado el Divinum, reconocido por la revista Wine Spectator con el “Award of Excellence”, el vino siempre ha sido el acompañante ideal en la vida de este apasionado sommelier. “En la comida de los domingos, en los grandes eventos, el vino siempre estaba presente” recuerda.
Al hablar del consumo D'Addazio exhibe sus amplios conocimientos sobre el tema. Aunque la batuta en la producción y consumo alrededor del mundo actualmente la lleva España, elogia al fabricado en suelo venezolano. Para él, lo que se está haciendo en Carora, estado Lara en los viñedos de Altagracia, es una muestra de la gran evolución que ha tenido la industria vinícola nacional, que se diferencia de las del resto del mundo porque esa mezcla de razas, tradiciones y culturas que caracteriza a Venezuela, se saborea sorbo a sorbo en cada copa de vino proveniente del occidente del país.
Lo curioso dentro de esta tendencia, es que tradicionalmente Venezuela ha sido consumidor habitual de whisky; sin embargo, tal parece que esa arrolladora corriente mundial, en la que el vino tiene un estatus similar al de un rey Baco moderno, ha sido de tal magnitud que Venezuela tampoco ha podido escapar de ella. “No creo que esto sea una moda porque con el vino viene cultura”.
Las particularidades de estas tierras tropicales, incluyendo las temperaturas, garantizan un vino que a su juicio es de altura, está bien logrado y a la vez encaminado por la ruta de la competitividad. “El vino debe saber a su tierra, tener una imprenta, un sello de la zona donde se produce, el venezolano tiene nuestro sabor y aroma típicos”.
De este lado del mundo, afirma D'Addazio, Latinoamérica está incursionando con éxito en el mercado vinícola de la mano de países como Chile y Argentina; no obstante otros como Italia y Francia, que siempre fueron las cunas sagradas de la bebida, ahora han dado paso a otras latitudes como Portugal y España, países que asegura están marcando tendencias debido a la evolución de los mejores chefs del mundo.

Saber compartido
Como fundador de la Academia Venezolana de Sommeliers, creada desde hace ya 10 años, D'Addazio les enseña a sus alumnos, además de la humildad de la que dice carecer y la vocación de servicio que asegura debe poseer cualquier sommelier, el mundo del vino como él mismo lo siente, “para mí el vino es amor, es pasión, yo lo disfruto muchísimo”.Esa misma pasión le ha llevado a reconocidos viñedos, viajes a tours enológicos y a participar como jurado en numerosos concursos internacionales, en los que incluso Venezuela ha obtenido importantes reconocimientos.Aunque a Leo es fácil preguntarle cuál es el vino adecuado para cada comida, no ocurre lo mismo con la respuesta, pues considera que ello depende de numerosos factores. “El sommelier tiene que aprender a servir el vino, debe ayudar a que el consumidor obtenga el que quiere por el dinero que puede pagar, mi objetivo es que los momentos sean placenteros, y que puedan disfrutar su velada en el mayor grado posible”, reitera mientras disfruta de un Ona tinto de la casa chilena Anakena, un vino de gran intensidad y fuerza con un potencial de guarda asombroso, apenas uno de los tantos ejemplos de la gran variedad que caracteriza al mágico universo vínícola.
Para saber más de vinos
¿Cuáles son los mejores?
Creo que no hay un buen vino, sino uno para cada momento, algunos para conversar con un amigo, otros para un grupo. Para mí los mejores son los que me tomo con la gente que quiero.
¿Qué recomendación se puede seguir para elegir una buena cosecha?Hay una sola máxima en el mundo del vino, si te gusta es bueno, Lo que pasa es que la elección va más allá del color del vino y de lo que contiene el propio plato, hay que observar texturas, salsas, acompañamientos. Yo siempre digo esto: no hagas nunca que el vino sea más aromático que el plato y viceversa.
¿Cuál es la manera correcta de sostener la copa?
Sosteniéndola por el cáliz, lo más abajo posible, porque la temperatura del cuerpo y los perfumes y olores se transmiten al vino -se calienta o enfría- y eso no es correcto.
¿Hacia dónde apunta el mercado actual del consumo?
El mundo del vino va mudándose de un país a otro, ahora el momento es de España, donde existe una revolución enogastronómica interesante. En mi opinión el próximo país que debería explotar como productor debería ser Portugal, porque tiene con qué.
Tomado de la revista Clase Turista

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tremendo galán, pero es una combinación potente la de galán con intelecto. Extraordinario artículo.