sábado, 26 de abril de 2008

El Sushi...despierta pasión de consumo


La pasión cada vez mayor que muestra el Reino Unido por el pescado crudo para llevar a casa parece estar a punto de eliminar del menú el plato más famoso de la cocina japonesa, pues las reservas mundiales de pescado están al límite para satisfacer las demandas del “sushi de supermercado”. El fundador de la primera cadena de restaurantes de sushi de Gran Bretaña ha afirmado en un foro de chefs y proveedores japoneses que el apetito que han fomentado no es sostenible. La advertencia se produjo a la vez que, en otro lugar de Tokio, representantes de los 13 países que más atún consumen se reunían con un grupo de científicos para debatir acerca de la sobrepesca crónica y la posible extinción del ingrediente del sushi que se encuentra en una situación más crítica.
Testigos de las conversaciones, que se llevaron a cabo a puerta cerrada, revelaron que un lugar destacado del orden del día lo ocupaba el explosivo ‘efecto sushi’ que se constata por todo el mundo en los hábitos alimenticios nacionales. Se espera que el encuentro depare un acuerdo mundial para endurecer las regulaciones pesqueras. Caroline Benett, fundadora de la cadena de sushi Moshi Moshi, asegura que la expansión del apetito mundial por el sushi y la rápida emergencia del sushi de comida rápida no está en correspondencia con los recursos naturales disponibles. Aunque aplaude la velocidad con la que los británicos han desarrollado un gusto por el tekka-maki bien enrollado, cuestiona que su papel vaya más allá del festín ocasional. “¿Realmente puede el mar permitir que comamos sushi en estas cantidades?”, se pregunta, antes de añadir que Londres cuenta en la actualidad con más de 300 restaurantes japoneses y que el mercado británico para la comida japonesa se valora en más de 500 millones de libras al año. El problema no se limita al creciente apetito de sushi en Europa y Estados Unidos. Aunque Japón es, de largo, el más voraz consumidor de atún del mundo, se ha topado con un rival potencialmente más hambriento en la económicamente floreciente China. Los compradores japoneses informan con disgusto del creciente fenómeno del ‘kai-make’ o ‘revientaacuerdos’, que consiste en que los chinos se llevan el mejor atún a precios que Japón no está preparado para pagar. Bennett pronunció su discurso delante de miembros de la JRO, una organización constituida con el objetivo de promocionar los restaurantes japoneses en el extranjero. La JRO se opone a los planes de crear una “policía del sushi” a nivel mundial que emita certificados de autenticidad, y en su lugar confía en ayudar a preparar a los chefs no japoneses que trabajan en restaurantes supuestamente japoneses. Cuantos menos estómagos molestos haya por haber tomado una mala comida japonesa, argumenta la lógica de la JRO, mejor será la reputación mundial de Japón y sus platos nacionales, especialmente aquéllos que se sirven crudos. Pero los esfuerzos de la JRO podrían estar siendo en vano. A los 13 países que se congregaron ayer no les quedó ninguna duda de que los actuales niveles de pesca y la constante violación de la normativa en vigor podría acabar en desastre. Las industrias pesqueras que operan en el Mediterráneo, donde las cuotas de atún rojo se incumplen con frecuencia, se oponen a la idea de una regulación más estricta. Se espera que la Comisión Internacional para la Conservación de los Atunes Atlánticos, que también acudió a la cita, promulgue este año un plan general para incrementar las reservas mundiales de atún. Algunos, entre ellos Estados Unidos, creen que la única solución consiste en una prohibición temporal de todas las capturas de esta especie.



The Times

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