domingo, 14 de septiembre de 2008

Continuación...Antes de entrar al cuerpo Perdona

-Me siento muy incómodo cuando intento llevar la atención a mi cuerpo intento llevar la atención a mi cuerpo interno. He sentido agitación y nauseas, de modo que no he podido experimentar lo descrito. ¨Perdonar¨

¨Lo que has sentido era una emoción persistente de la que probablemente no ha sido consciente hasta que empezaste a prestar atención al cuerpo. A menos que les prestes atención desde el principio, la emoción te impedírá el acceso a tu cuerpo interno, que está a un nivel más profundo, por debajo. Prestar atención a la emoción no significa empezar a pensar en ella. Significa observarla, sentirla plenamente, de modo que puedas reconocerla y aceptarla tal como es. Algunas emociones son faciles de identificar: ira, miedo, pena, etc. Otras pueden ser mucho más dificiles de etiquetar. Puede que sólo sean vagas sensaciones de incomodidad, pesadez o constricción, a medio camino entre una emoción y una sensación física. En cualquier caso, lo importante no es si puedes poner una etiqueta mental a la emoción, sino si puedes poner conciencia en la sensación que te produce. La atención es la clave de la transformación; y la plena atención también implica aceptación. La atención es como un rayo de luz: el poder enfocado en tu conciencia que lo transmuta todo en si misma.

En un organismo plenamente funcional, la emoción tiene una vida muy breve. Es como una onda u ola momentánea que se extiende por la superficie de tu Ser. Pero cuando no estás en tu cuerpo, la emoción puede sobrevivir dentro de ti durante días y semanas, o unirse a otras emociones de frecuencia similar y convertirse en el cuerpo-dolor, un parasito que puede vivir dentro de ti durante años, alimentandose de tu energía, produciendose enfermedades físicas y dandote una vida miserable.

Por tanto, dedica tu atención a sentir la emoción y comprueba si tu mente se esta aferrando a algún patrón de dolor -culpabilidad, autoconmiseración o resentimiento- para alimentarla. Si éste es tu caso, siginifica que no has perdonado. Puedes haberte negado el perdón o habérselo negado a otras personas, pero también a una situación o condición- presente, pasada o futura- que tu mente se niega a aceptar. Si puedes negar el perdón incluso al futuro. Es la negativa de la mente a aceptar la incertidumbre, a aceptar que el futuro esta más allá de su control. Perdonar es renunciar al dolor, soltar la pena. Es algo que ocurre de manera natural cuando te das cuenta que tu dolor no sirve a otro propósito que el de fortalecer un falso sentido de identidad. Perdonar es no ofrecer resistencia a la vida, permitir que la vida viva a través de ti. Las alternativas son el dolor y el sufrimiento, un flujo de energía de vida muy reducido y en muchos casos, la enfermedad física.

Cuando perdonas verdaderamente, recuperas el poder que habías cedido a la mente. La naturaleza de la mente es no perdonar, del mismo modo que el falso yo creado por la mente, el ego, necesita luchas y conflictos para sobrevivir. La mente no puede perdonar. Sólo tú puedes, Te instalas en la presencia, entras en tu cuerpo y sientes la vibrante paz y quietud que emanan del Ser. Por eso Jesús dijo: Antes de entrar en el templo, perdona.¨

Tomado de El Poder del Ahora, del Eckhart Tolle.

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