viernes, 23 de mayo de 2008

Resurge La Guerra por el Vino dulce Tokaji


ENTRE HUNGRIA Y ESLOVAQUIA:


Un vino dulce con siglos de historia a sus espaldas, que en su día fue aclamado por el rey de Francia, lleva décadas alimentando una batalla entre Hungría y Eslovaquia, porque ambas reclaman el derecho a utilizar la denominación de origen de una zona dividida en dos por la frontera. Al igual que otros muchos conflictos en la región de los Cárpatos, la lucha por el tokaji (el gentilicio húngaro que significa "de Tokai") es una herencia de los acuerdos de paz que siguieron a la I Guerra Mundial, que arrancaron pedazos del antiguo territorio de la monarquía austrohúngara y establecieron nuevos estados independientes a partir del trazado de nuevas fronteras. La zona que produce este vino de color dorado quedó dividida en dos partes: la mayor de ellas cayó en territorio húngaro y una mucho más pequeña en lo que hoy es Eslovaquia.
La discusión acerca de cuál es la extensión exacta de la parte eslovaca y cuáles son los métodos de producción que se emplean en ella están en el centro del debate, que se acaloró cuando un selecto comité de la Unión Europea, al redactar el borrador de la reforma del sector del vino adopatada a finales de abril, clasificó oficialmente toda la parte eslovaca de la región fronteriza como una zona de cultivo del tokaji. La decisión, que fue saludada en Bratislava como una pequeña pero significativa victoria en la larga batalla, recibió el rechazo de la otra parte, que la considera no vinculante a efectos legales. Budapest anunció que iría a los tribunales si los productores eslovacos comenzaban a utilizar la marca tokaji. "Si no se llega a un acuerdo bilateral, vamos a acudir al Tribunal Europeo de Justicia para que retire por completo a Eslovaquia el derecho a utilizar la denominación tokaji y todos sus derivados", advirtió Andras Dekany, portavoz del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural de Hungría. A los húngaros les preocupa que vinos de inferior calidad puedan dañar la reputación de sus propias cosechas de tokaji, muy valoradas. Autorizados desde 1993 al empleo de la marca Tokaji, una denominación de origen protegida, los productores húngaros insisten en que la elaboración de este vino dulce requiere un suelo especial, un microclima y ciertos métodos de producción para mantener la calidad. Según los húngaros, estos requisitos se pueden aplicar a una cierta porción de la zona vitívinícola que se extiende hasta Eslovaquia, pero no a todo el territorio que la parte eslovaca pretende ahora, basándose en una ley nacional de 1959. La aplicación de normas uniformes de producción y la creación en Eslovaquia de organismos de control de calidad son otras dos de las exigencias de los productores del tokaji húngaro. "La mayoría de los viñedos de la parte eslovaca se encuentran en estado de abandono y venden su vino principalmente en el mercado interior", explica Andras Gyorffy, presidente de Château Megyer, una bodega de Tokai propiedad del productor de Burdeos Jean-Louis Laborde. "Todavía no suponen una amenaza para la imagen del tokaji húngaro. Pero deben introducirse unos criterios de producción y reforzarse de cara al futuro". La historia no ha ayudado mucho a los intentos de llegar a un acuerdo: los países vecinos han tenido en los últimos tiempos una historia difícil, consecuencia en parte de la dominación de los húngaros sobre Eslovaquia en los años previos a la I Guerra Mundial. Aunque, irónicamente, el conflicto ni siquiera puede traducirse como un asunto bilateral en sentido estricto, porque algunas de las nuevas bodegas del lado eslovaco han sido construidas y son dirigidas por empresarios húngaros. Un ejemplo es la bodega Tokaji Mercatus, de Zoltan Hegedus, quien escogió para su nuevo viñedo un terreno en Eslovaquia con unas vistas excepcionales del río Bodrog, debido a las condiciones geográficas y al atractivo sistema fiscal de la zona. Muy cerca, una empresa propiedad de personas de etnia húngara adquirió 42 hectáreas para poner en marcha otra bodega. El reconocimiento internacional de la marca del tokaji húngaro en la década de los 70 se vio luego consolidado por su registro como denominación de origen exclusiva en la Unión Europea en 1993. En 2004 pareció que la solución estaba cerca, cuando los dos países acordaron que el vino que se produjera en 565 hectáreas de suelo eslovaco podría utilizar la marca tokaji, siempre y cuando se applicara una regulación común. Pero el nuevo Gobierno eslovaco del primer ministro Robert Fico decidió ignorar lo que, según insistió, había sido únicamente un "pacto de caballeros" desventajoso para Eslovaquia. Fico argumentó que era una extensión mucho mayor de su territorio la que caía dentro de la región vitícola histórica Tokai. Hungría mantiene similares querellas sobre la denominación con Italia, que tuvo que dejar de producir su Tocai Fiulano, y Francia, a la que en abril de 2007 se obligó a dejar de comercializar uno de sus vinos blancos bajo la etiqueta Tokay Pinot Gris de Alsacia.


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