lunes, 31 de marzo de 2008

Mis Confesiones...


Cuando hablamos de la vida de cada mujer, madre, esposa, niña, abuela, jovencita, en las distintas etapas que vivimos, en los sueños que tenemos cuando somos niñas, en lo duro que puede ser ese sueño cuando te encuentras en la realidad del mundo en que vivimos, del país en que vivimos, le doy gracias a Dios por darme la oportunidad de ser parte de ese maravillosos escape EL VINO…
No porque me lo pueda beber, sino porque me puedo envolver en sus variedades, tipos, descripciones, porque es el único producto con la que puedes comparar la personalidades de personas, de objetos, de cosas, de momentos, de sentimientos.

Estudiando, analizando, descubres que puedes vivir con todo lo malo, real, crudo y bueno que puede ser este mundo, este país…Cuando comenzó Amavi era una niña con un sueño, con ganas de surgir, de crecer, de trabajar, de comerme el mundo, recuerdo que para mi no existían sacrificio imposible de lograr, podía estar todo el día entre Restaurant y Escuela (Leo Licorería), con tal de aprovechar todo el tiempo que había perdido por no conocer el vino, por no tener tradición cultural del vino, quería comerme el mundo.

Por supuesto con mis padrinos el Sr. Ercole y Leo, fue maravilloso, aprender de gastronomía y vino al mismo tiempo, descubrir sabores, texturas, temperaturas, reconocer aromas de mi infancia que había olvidado, Lo que comenzó en un momento de mi vida donde debía cambiar de rumbo por las confusiones y traiciones que además recibes de extra en esta vida, resulto ser, que mis sueños se hicierón realidad pero no exactamente como pensé que sería.

Como mujer amante del vino, les confieso que lo más difícil es querer sin esperar nada cambio, no todo El mundo quiere sin medida, solo aquel que esta totalmente seguro de si mismo es capas de entregar amor al Universo sin esperar nada cambio, porque vive en abundancia. Me costo mucho pero siguiendo la nobleza de Dios, de su maravillosa creación, de sus suelos, de su clima, de todo lo que se relaciona con la creación de ese maravilloso alimento que es El Vino, que da tanto y no espera nada cambio, es el único a quién le soy absolutamente infiel, por ser tan bondadoso, y paciente, porque hoy puedo beberme a Sassicaia, mañana Chateau Musar, la semana que viene Chateau Le Sartre, o el Verdejo de Marqués de Riscal, dentro de un mes Terracota, luego Montes Alpha Syrah, sin darte cuenta cambias de país, de expresión, de tipo de vino, de edad del vino, como mejor te parezca, Y para cada uno de ellos tienes un corazón, un momento, unas palabras, una dedicatoria, un recuerdo, una seducción, quizás así es el amor y muchos mortales no lo entendemos.
El encuentro más sincero es con una copa a solas y la mayor felicidad es poder compartirlo con los que saben, lo aprecian y lo respetan. Y mi mayor tesoro es continuar aprendiendo del Vino y de la Vida.
Escrito por Dayana Medina

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