martes, 25 de febrero de 2014

LA CLASIFICACIÓN DE SAINT EMILION

ST. ÉMILION: CLASIFICACIÓN MENOS POLÉMICA
Angelus y Pavie, ascendidos al Olimpo
JUAN MANUEL BELLVER 

Hubert Boüard, propietario de Château Angelus.
"¡Aleluya Saint-Émilion", es el grito ritual que lanzan hasta tres veces, desde lo alto de la Tour du Roy, los miembros de La Jurade durante la fiesta de la vendimia de esta famosa comarca vinícola de la margen derecha bordelesa. Vestidos con sus características túnicas rojas, los notables de este pueblo medieval celebran de esta forma las bondades de la nueva cosecha en una larga (y bien regada) jornada que incluye la preceptiva misa matutina, la ceremonia de bienvenida a los nuevos cofrades –este año, la actriz china Zhao Wei, flamante propietaria del Château Monlot– y, por supuesto, el imprescindible banquete de hermandad.
Hasta 12 grandes tintos de la Appellation d'Origine Contrôlée se sirvieron en el susodicho ágape, destacando La Mondotte 2004, Larcis Ducasse 2006, Clos Fourtet 2002 o Figeac 2000. Y el tema de conversación central en todas las mesas era, claro, la nueva clasificación de la AOC, hecha pública hace más de un mes y que todavía provoca más de una discusión en los mentideros de la villa. ¡Cómo no iba a ser así si en Saint-Émilion hay 2.000 habitantes y 750 son bodegueros!

Al contrario de los pueblos más legendarios del Médoc, donde no te encuentras un alma a la caída de la tarde porque casi nadie vive en ellos, aquí hay residentes fijos todo el año, hotelitos, restaurantes, bares de vinos... Y en 'bistrots' como el muy reconfortante L'Envers du Decor o en nuestra enoteca favorita, L'Essentiel –propiedad, por cierto, del 'bad boy' local Jean-Luc Thunevin–, se habla fundamentalmente de vino.

¿A qué tanto debate?, se preguntarán muchos de nuestros lectores. Pues a que, en septiembre, el Institut National de l'Origine et la Qualité (INAO) difundió su clasificación revisada de los 'crus' de Saint-Émilion y, aún habiendo obrado con pies de plomo tras las innumerables disputas legales que suscitó la de 2006 –hoy anulada–, el nuevo podio no acaba de complacer a todo el mundo. Y eso que resulta bastante previsible y hasta políticamente correcto.

Saint-Émilion es la única denominación bordelesa que rehace su clasificación de pagos cada diez años, según estipula una ley del 12 de mayo 2009. Al contrario de la (casi) inmutable lista de 1855 que todavía rige oficialmente en el Médoc y Pessac-Léognan, a este lado del Dordoña no están tan apegados a los viejos preceptos y hay cierta voluntad renovadora, quizá porque las grandes corporaciones y fondos de inversión aún no han invadido totalmente la zona y todavía quedan explotaciones familiares de tamaño medio o garajistas con pocas hectáreas que hacen el vino prácticamente en casa.

Responsable de la nueva clasificación, que debería permanecer inmutable hasta septiembre de 2022 salvo que surjan reclamaciones o anulaciones judiciales, el INAO se ha propuesto sin duda sentar cátedra este año al ascender a la categoría de Premier Grand Cru Classé A a los 'châteaux' Angélus y Pavie, que de esta forma entran en el Olimpo de los mejores vinos locales al lado de los legendarios Ausone y Cheval Blanc.

El podio 2012 incluye también cuatro nuevos Premier Grand Cru Classé a secas (antes llamados Premier Grand Cru Classé B, apelativo que seguiremos usando en este artículo para no hacer líos): el reputado Canon-La Gaffelière, los dos cotizados vinos de garaje Valandraud y La Mondotte y el inesperado Larcis-Ducasse. Además, deja fuera de la división de plata al histórico Château Magdelaine, propiedad de la familia Moeuix (los dueños de Pétrus y otros 'domaine' míticos de la vecina AOC Pomerol), cuyas tierras se han incorporado al Château Belair-Monange.

Una comisión independiente supervisada por el Consejo de Administración del Sindicato de Saint-Émilion, el Consejo de los Vinos de Saint-Émilion y el inevitable INAO ha tenido que lidiar durante diez meses con 96 expedientes aplicando, tras larguísimas discusiones, un baremo consensuado. En el mismo, el 50% de la puntuación final corresponde a la degustación de las diez últimas añadas de los 'châteaux' aspirantes al ascenso –15 para los Premier Grand Cru Classé A– y el veredicto del tribunal se completa valorando factores como la notoriedad (20% de la nota), el terruño (20%) y la gestión de la explotación vitivinícola (10%).

Al final, los expertos han incluido en la pirámide cualitativa de los tintos de Saint-Émilion 82 bodegas, de las cuales cuatro se sitúan en lo alto del podio (Premier Grand Cru classé A), 14 en la división de plata (Premier Grand Cru Classé B) y nada menos que 64 en la de bronce (Grand Cru Classé).

Tras catar las cosechas que van de 1999 a 2008, el comité ha sido mucho más generoso que sus predecesores de 2006, que intentaron reducir la categoría Grand Cru Classé a 46 'châteaux' y se encontraron por ello con una retahíla de reclamaciones administrativas. De los 13 degradados entonces, 10 han visto ahora respetada su categoría, acaso porque durante estos años le han visto las orejas al lobo y se han aplicado a hacer bien las cosas o quizá porque los jueces han abierto algo más la mano.

Por otro lado, seis 'châteaux' han sido eliminados de la lista por no dar la talla y otros cinco ha salido debido a las recientes fusiones que se han producido en la comarca. Pero eso no puede ocultar el espíritu salomónico de una revisión que parece diseñada para complacer al mayor número posible de vecinos.

Al repasarlo, la primera sensación es que los jueces han intentado que figuren representadas todas las tendencias que conviven en las 3.600 hectáreas de viñedos etiquetados Grand Cru. Aquí hay pequeños y grandes productores, devotos de la extracción y del clasicismo, botellas de 1.000 euros y de 15, fincas situadas en la meseta de Figeac (junto a Pomerol), en las laderas sureñas del municipio o incluso en el poco conocido municipio de Saint Étienne-de-Lisse, viñas que crecen en tierras arcillosas y calizas o en suelos arenosos de aluvión.

Como en cualquier top que se precie, ha sido inevitable que haya vencedores y vencidos. En la primera categoría es de ley situar a Hubert de Boüard (Angelus) y Gerard Perse (Pavie), orgullosos propietarios de los dos nuevos campeones de la 'appellation'. Ambos llevaban años luchando por este ascenso, que nos parece bastante más merecido en el caso del primero, ya que el estilo bomba de demolición de Pavie –atribuible a su ubicuo asesor, Michel Rolland– no es santo de nuestra devoción, aunque cuente con una de las parcelas más privilegiadas de la región. Por cierto, ambos 'domaines' corren el peligro, a partir de ahora, de ver sus precios multiplicados por dos o por tres para aproximarse al de los dos mitos con que han sido emparejados.

A su lado conviene destacar a los dos 'châteaux' que llevan medio siglo abonados a la clase A, Ausone y Cheval Blanc. Desde que Alain Vauthier se quedó la propiedad familiar a finales de los 90, sobreponiéndose a una oferta del magnate François Pinault (dueño de Latour en Pauillac), el escaso y carísimo Ausone no ha dejado de mejorar en un estilo moderno pero equilibrado y hoy diríamos que casi no tiene rival en esta zona de Burdeos. Por su parte, Cheval Blanc, propiedad del millonario François Arnault (LVMH) dirigida por Pierre Lurton, recibe cada vez más críticas (producción presumiblemente en aumento, precios crecientes, calidad menguante) y el hecho de haber conservado la categoría –en 'La Revue du Vin de France' le quitaron la tercera estrella hace años– es, ya de por sí, un triunfo.

Algunos eminentes especialistas británicos, como Stephen Brook, de 'Decanter', se preguntan estos días por qué la comisión no ha querido ascender igualmente al Château Figeac de Thierry Manoncourt, vecino de Cheval Blanc en la meseta cercana a Libourne y notable representante del estilo más clásico de Saint-Émilion, con una regularidad encomiable. Un vino que añade a la cabernet franc y merlot habituales de la zona hasta un tercio de cabernet sauvignon que le da cierta austeridad y, a largo plazo, muchísima elegancia. Coincidimos plenamente con su sabio parecer.

En cuanto a los cuatro recién estrenados Premier Grand Cru Classé B, la promoción del Château Canon-La Gaffelière del barón Stefan von Neipperg nos parece merecidísima, ya que es una de las propiedades que más nos agradan de la denominación por su estilo elegante y contenido, que pone el terruño y la fruta delante.

Más mediáticas parecen las nominaciones de los dos vinos de garaje: el Valandraud de Jean Luc Thunevin y La Mondotte del citado Von Neipperg. Pero es un reconocimiento a un tipo de vino y de explotación 'indie' que ha revolucionado los esquemas de esta AOC en las dos últimas décadas. Además, puestos a señalar, dentro de su estilo, Valandraud y La Mondotte nos gustan bastante más que otros iconoclastas como L'Hermitage, La Gomerie, Clos Saint-Martin, o Croix de Labrie... por no hablar del titán Pavie y sus extrovertidos primos hermanos Pavie-Decesse, Bellevue Mondotte o La Clusière.

¿Y qué decir de Larcis-Ducasse? Pues que el 'château' de la familia Gratiot, en el extremo sur de la ladera de Pavie, es una bodega boutique muy bien llevada por Nicolas Thienpont y su asesor Stéphane Derenoncourt, los cuales hacen un tinto con bastante merlot y taninos fundidos que ha ido adquiriendo en los últimos tiempos cierto 'status' de vino para iniciados –un poco como Pontet-Canet en Pauillac–, pero sin pasarse demasiado con el precio.

Cada uno de los cuatro, a su manera, encaja la mar de bien dentro de una lista que incluye nombres tan respetables como Beauséjour-Bécot, Clos Fourtet, Pavie Macquin o Troplong-Mondot. A todo esto, en tres de los 'domaines' ascendidos, los buenos ''amateurs' de Burdeos reconocerán la firma de Stéphane Derenoncourt: uno de los enólogos volantes más talentosos del Libournais, firme partidario de una agricultura no intervencionista y de que cada vino exprese el 'terroir' del que procede. Con estos son siete los 'châteaux' que Derenoncourt Consultants asesora entre los Premier Grand Cru Classé B, lo que supone la mitad de las 14 propiedades catalogadas en esa segunda división.

Como era de esperar, nunca llueve al gusto de todos y la clasificación 2012 de Saint-Émilion ha molestado a más de un vecino, que acusa a Hubert de Boüard (Angélus) de haber utilizado sus influencias como directivo del Consejo de los Vinos de Saint-Émilion y delegado regional de la INAO. En este mismo organismo, por cierto, ostenta un cargo Philippe Castéja, propietario del tradicionalista y algo mohíno Château Trotte Vieille, que ha sido mantenido contra viento y marea en la muy exigente categoría de plata.

Para el presidente del Consejo de los Vinos de Saint-Émilion, Jean-François Quenin, que accedió al puesto en 2008, en plena guerra de demandas y contra-demandas, el simple hecho de haber logrado sacar la nueva lista adelante es un éxito. "Supongo que habrá gente decepcionada", declara. "Pero la norma de revisar obligatoriamente el ranking cada 10 años debería animar a los que no hayan alcanzado la nota deseada a no perder la esperanza y trabajar duro para lograrlo".

Quienes no se han molestado ni siquiera en presentarse a concurso han sido Francois Mitjavile (Tertre-Roteboeuf) y Jonathan Malthus (Le Dôme, Les Astéries, Le Carré...), dos productores de súper-culto por cuyas botellas se dan de bofetadas los auténticos 'enfermos' de la AOC, igual que los fanáticos de Pomerol no juran más que por Lafleur o por L'Eglise Clinet. El primero dice no creer en las clasificaciones, mientras que el segundo ha explicado en su blog que tanto Le Dôme como sus otras tintos inencontrables son micro-vinificaciones de parcelas disgregadas que se realizan en su Château Teyssier "y eso infringe las reglas para entrar en el club".

Haciendo gala de un gran sentido del humor y comparando sus vinos a la actitud insobornable del 'rolling stone' Keith Richards, Malthus transcribe en su bitácora la famosa frase de Groucho Marx: "Me niego a entrar en un club que acepte a alguien como yo entre sus socios".

Nosotros, al margen de liosos reglamentos internos, clasificaciones posibilistas y disquisiciones 'marxistas', habríamos incluido en este 'best of' de Saint-Émilion, acaso entre los simples Grand Cru Classé, algunos pequeños 'châteaux' comprometidos, que venimos siguiendo desde hace unos años, como Mangot, Corbin, Petit Gravet Ainé o el fantástico Meylet de Michel Favard. Pero eso, claro, es otra historia...

Tomada textualmente del Mundovino.es Octubre 2012

lunes, 24 de febrero de 2014

LA MADERA EN EL VINO

El roble es el material con el que se fabrican las barricas que luego servirán para someter al vino a crianza. También se utiliza para fabricar otro tipo de recipientes como fudres, depósitos de fermentación, etc.
Por crianza entendemos el proceso controlado de envejecimiento y maduración durante la cual el vino desarrollara características especiales.
Las razones por las que el vino se somete a una crianza en barricas de roble se podrían resumir en: el roble contribuye a realzar los caracteres gustativos y aromáticos del vino al tiempo de aumentar su potencial de envejecimiento y los hace más estables.
Tipos de roble:
De los cientos de especies de roble que existen se pueden clasificar en dos grandes grupos: rojo y blanco.
El rojo es demasiado poroso y por tanto no vale para la elaboración de toneles estancos.
Entre los robles blancos hay que distinguir entre el americano “quercus alba”, que es el más rico en tilosa y por tanto se puede serrar y las especies francesas de “quercus sessiflora y quercus robur”, estos últimos con menores contenidos de tilosa y por tanto no se pueden serrar, es necesario tener que rasgar la madera siguiendo las líneas de sus vetas para que no haya filtraciones. Esta operación se conoce bajo el nombre de hendido.
La madera ha de ser lo suficientemente porosa como para permitir un paso lento y contínuo de oxígeno y además ceder cantidades moderadas de compuestos fenólicos, extracto seco hidrosoluble y taninos responsables de la corporeidad.
Se puede realizar una clasificación por regiones de los robles franceses atendiendo al tamaño de los poros. A mayor velocidad de crecimiento mayor es el tamaño del poro y éste se encuentra en función del clima, origen geográfico y botánico. Dentro de una misma región y especie hay una variabilidad de crecimiento en torno al 30%. Por ello hay a su vez diferencias de calidad en cada región dentro de la misma especie.
Procedencia-tamaño del poro
  • Limousin 4 – 5 mm
  • Vosgues 2 – 4 mm
  • Centro de Francia 1 – 2 mm
  • Allier (dentro del Centro Francia) < 1 mm
A mayor tamaño del poro mayor cantidad de extracto seco y taninos y menor cantidad de compuestos aromáticos y viceversa. El roble Limousin es de crecimiento muy rápido, por ello sus poros son muy grandes, siendo adecuado para brandies que necesitan una oxidación superior a la de los vinos. Los vinos criados en barricas de roble Limousin resultan demasiado astringentes y poco aromáticos, sin embargo los criados en roble de Allier son perfumados y suaves en boca.
La legislación de EEUU exige que el bourbon madure en barricas de roble nuevas que suelen tener unos tiempos de secado muy cortos y  un tostado muy fuerte. Las primeras barricas que se utilizaron para la crianza de vinos habían sufrido el mismo tratamiento y los resultados no fueron muy buenos. Cuando empezaron a utilizar los mismos criterios que los toneleros franceses para la fabricación de barricas la historia cambio considerablemente consiguiéndose unos vinos con unas cualidades extraordinarias.
Según Álvaro Palacios, bodeguero en Priorato y gran experto en barricas, no hay robles necesariamente mejores sino más adecuados a uno u otro estilo de vino. El roble francés da un sabor más seco y por tanto armonizan mejor con vinos de impresiones más dulces, mientras que el roble americano es más dulce y por ello combina mejor con vinos más delgados o de gusto más seco.
Las principales regiones americanas de cultivo de roble son Minnesota, Wisconsin, Kentucky, Arkansas, Tenesse, Virginia, las Carolinas y Missouri.
La diferencia de precio por lo tanto entre una barrica americana y una francesa, que es casi del doble, se debe más al desperdicio de la madera del roble francés que debe ser hendido (la madera es rasgada siguiendo las vetas de la madera) mientras que el americano se puede serrar que a una diferencia de calidad entre ambos.
El roble empleado tiene que tener un mínimo de 100 o 150 años . Si es americado se procede a serrar y si es francés se hiende para fabricar las duelas. Posteriormente se procede al secado. Este puede ser de dos formas, al horno, que es de baja calidad, o al aire, necesario para las barricas de calidad. Las duelas se dejan en la calle a la intemperie un mínimo de un año, aunque lo ideal sea de 16 a 24 meses. No solo se elimina la resina sino que experimentos recientes han demostrado la existencia de una gran actividad microbiana que transforma las sustancias amargantes presentes el roble produciendo otros compuestos como Whisky-lactona.
Fabricación de las barricas
Una vez que las duelas están secas, se procede a su combado. Se someten a un calentamiento bien con agua caliente a presión o con el empleo de fuego. Éste puede ser directo o protegido, dando a la madera un grado de tueste bajo, medio o fuerte.
Mientras más alto es el tueste menos tánicos resultan los vinos, pues el interior de la barrica queda recubierto de una capa de madera carbonizada. Además aparecen aromas complejos con caracteres ahumados, y se potencian las notas de vainilla y coco. Se considera ideal un grado de tueste llamado medio-plus, aunque ésto depende de la estructura del vino.
Las duelas pueden tener grosores variables, 22mm para las barricas llamadas tipo Château y 27mm para las de transporte. El grosor tiene una influencia directa respecto a su resistencia mecánica y sin embargo es muy moderada respecto a la oxidación.
Por otro lado el número total de duelas es variable, de 18 a 25. Aquí si que hay un aumento de oxidación en la medida en que el número de duelas sea más elevado.
Tamaño  y edad de las barricas.
El tamaño de la barrica ha quedado determinado de forma empírica en cada una de las zonas clásicas de elaboración. Así por ejemplo en Burdeos son de 225 litros, mientras que en Borgoña suelen ser de 300. La diferencia obedece a la corporeidad de los vinos. Los Burdeos son generalmente más corpulentos que los Borgoña y por ello emplean barricas más pequeñas.
Se ha comprobado que si la barrica es menor de 200 litros hay demasiada superficie del vino en contacto con madera, resultando exagerada su influencia gustativa. Si por el contrario la barrica es de más de 600 litros, la influencia de la madera sobre el vino es escasa, especialmente después de un primer uso.
Mientras más nueva es hay un mayor aporte de aromas y taninos. Con el paso del tiempo se van quedando recubiertas de una capa de tartratos, sales naturales, que hacen de la barrica un recipiente virtualmente inerte e impermeable. Las barricas se deprecian un 30% al primer año de uso, un 50% en su segundo año y en cinco años valen sólo un 10% de su valor original.
Articulo tomado de http://terroaristas.com/2012/09/08/el-roble/ 

domingo, 9 de febrero de 2014

VIERNES 14/02/2014 CATA DE LA PROSPERIDAD-FIESTA DE LOS FAROLES-CONSAGRACIÓN DEL AMOR

Para celebrar el ¨Día de los Enamorados¨ consagrando el amor y la amistad realizaremos una Cata y Cena con el cierre de la celebración del año nuevo chino del Caballo de Madera ¨La Fiesta de los Faroles¨.




QUE SIGNIFICA LA FIESTA DE LOS FAROLES?

*Este día es muy especial para la consagración del amor, y tiene doble energía por ser el Día de los Enamorados.
*Es la luna llena mas poderosa del año para el amor, así con todos los rituales de amor y deseos se realizarán.
*Debemos reunirnos con amigos y familia, compartir platillos que contengan arroz, pescados y carnes.
*La mesa se decora con arroz crudo, mandarinas y caramelos.
*Se obsequia una lampara roja o un sobre chino con lampara roja con los buenos deseos.
*Encederemos fuegos artificiales, incienso y debe haber un ambiente de alegría y armonía.
*El amor que consagres con la fuerza de esa luna te traerá toda la dulzura, pasión y jovialidad.
*Arrojaremos naranjas en fuentes de aguas en ofrenda a la Luna del amor (11 pm y 1am).
*Debes colocar en el centro de tu casa,sala o espacio dos peces carpas encima de un espejo circular biselado y el símbolo de la doble felicidad para consagrar la fuerza del amor todo este año 2014.

Dedicado a Venezuela, tocaremos cinco sabores venezolanos
con cinco vinos que representarán los cinco elementos del Feng Shui 
acompañados con dos tipos de aguas para equilibrar,
un Triángulo mágico.
Quemaremos los miedos, pediremos deseos y luz para los más necesitados. 
        MENÚ:
       Centro de mesa de inicio: ensalada de granos,arepa pelada, casabe, nata y                  mojito cilantroso.
         POMAR BRUT

1-Ceviche tropical con piña y parchita
  FOSS MARAI EXTRA DRY
  agua mineral Minalba


2-Sopa Fosforera (pescado,pulpo,mejillones, 
 calamares,vieiras,almejas,camarones)
 GEWURZTRAMINER TRISQUEL
 agua mineral con gas San Pedro
3-Tortellini rellenos de auyama con sofrito de scargots
ajidulce y cilantro sobre Yin Yang de caraotas negras 
y suero Caroreño.
VIBRANTE TINTO RIUNITE
 agua mineral Minalba
4-Mini hamburguesa de Pata de grillo con crunch
de pepino y salsa de yogurt (Lara)
 FEUDO MACCARI TINTO
 agua mineral con gas San Pedro
          5-Soufle de Chocolate El Rey con helado de mantecado.
OPORTO RUBY OFFLEY
agua mineral Minalba
En los fogones: Adrian Medina cocinero de profesión que lleva la sangre de sommelier, estudia actualmente para eso y bajo la guía del sentido común y buen gusto de los directores de la Academia de Sommeliers de Venezuela, experimenta sabores y sensaciones venezolanas-italianas.


PARA RESERVAR BS. 1300 POR PERSONA EN
01280504760420016037/ BANCO CARONI A NOMBRE DE ACADEMIA DE SOMMELIERS DE VENEZUELA RIF: J-31394999-0 ENVIAR CORREO Y LLAMAR AL  212-2372263/ LA CATA DE LA PROSPERIDAD SE REALIZARÁ EN LA SEDE DE LOS CHORROS.